miércoles, 23 de mayo de 2012

En el abismo.

El otro día llegó. Llegó la carta en la que nos invitan a mi familia y a mi a la unión de Johanna Anderson y Erich O'Connor. Johanna, mi Johanna, la que me vió nacer, la que me enseño a leer y escribir y sobretodo la que me mostró que era sentir este sentimiento llamado amor. Su piel blanca y sus cabellos, siempre al viento, negros como el carbón deslumbraban cada mañana al entrar en la sala donde mi hermano mayor y yo impartíamos clase. Todo era feliz hasta que nos dió la noticia. En ese momento todo se volvió negro y en mi pecho sentí un gran dolor, un dolor que se multiplicó al declararle mis sentimientos unos días más tarde los cuales ella rechazó por ser su alumno, aclarando también que era demasiado tarde, y ahora sin más, va a casarse con un hombre, uno que no soy yo.
Mi dolor es cada día mayor y yo no puedo soportarlo más. Mi vida no es completa, está vacía...Así que en este momento estoy frente el abismo a punto de quitarme la vida, rezando para que Johanna pase una vida próspera y que ese hombre la haga más feliz de lo que yo la hubiera echo nunca.

Farners Miró.

1 comentario:

  1. ¡Farners! Me ha gustado mucho tu relato, porque el lenguaje es muy claro y preciso y haces una muy buena descripción de una mujer romántica. Creo que es muy interesante la idea de que un alumno se enamore de su profesora.

    Carla M. Clúa Alcón

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